8 Bellas leyendas japonesas que nos transportan a un lugar mágico \ (^ O ^) /

Japón es un país con una cultura muy rica en mitos y leyendas para describir y explicar el mundo que les rodea y sus fenómenos. Muchos de estos mitos y leyendas tienen su origen en creencias populares que se transmitieron oralmente entre los antiguos habitantes de la isla, y a otros los podemos encontrar en los dos libros de historia más antiguos de Japón: el Kojiki y el Nihonshoki.

Genial.guru hizo una selección de diez clásicas y famosas leyendas japonesas que demuestran la riqueza y variedad cultural del país.

1. La leyenda de la creación del mundo

 


Una vez creada la tierra, los dioses le encargaron a la pareja más joven, Izanami e Izanagi, darle forma a la masa informe que todavía era el mundo. Para esa tarea, les otorgaron una lanza llamada celestial adornada con joyas.

Desde el Puente Flotante Celestial, los dioses observaron la tierra, sin saber cómo empezar su trabajo. Entonces, trataron de remover el caos con la punta de la lanza. Al levantarla cayó una gota, creando la primera isla. Los dioses decidieron que ese sería su hogar, donde formarían una familia para habitar la tierra. Después de dos intentos fallidos, la pareja dio a luz a las ocho islas que forman lo que hoy es Japón.

2. La leyenda del sol y la luna

 


Esta historia deriva de la leyenda mencionada anteriormente. Izanami murió al dar a luz a Kagutsuchi, el dios del fuego. Entonces Izanagi bajó al inframundo para intentar rescatar a su mujer. Habiendo fracasado en su misión, regresó al mundo de los vivos y para purificarse, se sumergió en el agua para lavarse. Al lavar su rostro, tres nuevos dioses surgieron de él: Amaterasu (diosa del sol) de su ojo izquierdo, Tsukuyomi (dios de la luna) de su ojo derecho, y Susanoo (dios del viento o de la tormenta) de su nariz.

La diosa del sol y el dios de la luna vivían juntos en el cielo. Un día, ella envió a su hermano a visitar a Uke mochi, la diosa creadora de la fauna, la flora y los alimentos. Para agasajarlo, ella empezó a expulsar comida por su nariz y su boca. Esto ofendió al dios de la luna, que acabó con su vida. Al enterarse, el enfado de la diosa del sol fue tal, que prometió no volver a ver a su hermano nunca más. Es por eso que el sol y la luna nunca se encuentran en el cielo.

3. La historia de la princesa Kaguya o del cortador de bambú

 


A esta historia se la considera el texto más antiguo de Japón. Se trata sobre una pareja de ancianos que no podía tener hijos. Él era cortador de bambú y un día encontró un árbol que emanaba una luz brillante desde su interior. Cortó la caña cuidadosamente y para su sorpresa, dentro halló una niña muy pequeñita, del tamaño de su pulgar. El anciano y su mujer la llamaron Kaguya. Desde ese día, cada vez que el anciano cortaba bambú, encontraba oro en su interior, por lo que rápidamente se hicieron ricos.

La niña creció y se convirtió en una hermosa joven. Cinco príncipes diferentes pretendieron su mano, pero ella no quería casarse, por lo que les pedía tareas imposibles. La fama de la princesa captó la atención del emperador, que también le propuso matrimonio. Entonces ella confesó a sus padres que venía de la luna y que en la próxima luna llena, debía regresar a su hogar. Antes de partir, dejó al emperador una carta y una botella con un elixir de la vida.

El emperador envió a un ejército a la montaña más alta de Japón para quemar la carta junto con el elixir, con la esperanza de que el humo llegara hasta la princesa. Esa montaña es el monte Fuji, y la nube que siempre lo cubre es el humo de la hoguera del emperador.

4. La leyenda del hilo rojo del destino

 


Esta es una de las historias más bonitas y románticas dentro del folclore japonés, según la cual todos tenemos un hilo rojo que parte de nuestro meñique y nos une con la persona que estamos destinados a conocer. Este hilo se puede estirar o enredar, pero nunca se romperá.

Existen varias leyendas sobre el hilo rojo, pero la más conocida es acerca de un emperador que solicitó los servicios de una bruja que podía ver el hilo rojo del destino. Siguiendo el hilo, llegaron hasta un mercado en el que encontraron a una pobre campesina con un bebé en sus brazos. La hechicera dijo entonces que allí terminaba el hilo rojo del emperador. Creyendo que se estaban burlando de él, empujó a la campesina, provocando una herida en el frente del bebé.

Varios años más tarde, los consejeros de la corte recomendaron al emperador casarse con la hija de uno de los generales más importantes del país. El día de la boda, al correr el velo y ver por primera vez la cara de su futura esposa, descubrió que tenía una pequeña cicatriz en la frente producto de una caída cuando era un bebé.

5. La leyenda de Konohanasakuya-hime

 


Konohanasakuya-hime es la diosa de las flores del cerezo, del Monte Fuji y de los volcanes. Su principal tarea es asegurar que los cerezos florezcan al llegar la primavera. Cuando conoció al dios Ninigi y se enamoraron a primera vista, el dios solicitó al padre de la diosa, la mano de su hija en matrimonio. El padre propuso en cambio a su hija mayor, la diosa de las piedras. El dios insistió y por eso, las vidas de los hombres son fugaces y cortas, como las flores del cerezo, y no duraderas como las piedras.

6. La leyenda del Tanabata

 


El Tanabata es una celebración japonesa conocida como “la fiesta de las estrellas” que se celebra en casi todo Japón el 7 de julio.

La leyenda que da origen a esta festividad cuenta la historia de amor entre una princesa y un pastor. La princesa Orihime era hija del Rey de los Cielos. Ella era quien tejía los vestidos de los dioses. Era muy buena en su trabajo, y además lo disfrutaba, por lo que pasaba casi todo su día tejiendo. Pero un día la princesa se enamoró de un pastor de bueyes, Hikoboshi, que también trabajaba día a día cuidando a su rebaño. Se enamoraron locamente y se casaron. La pareja era tan feliz que los dos comenzaron a descuidar su trabajo para estar juntos. Hasta que un día, el cielo se quedó sin ropa y sin alimentos.

El Rey de los Cielos, que al principio se había alegrado de este matrimonio, montó en cólera por la holgazanería de los cónyuges, y los separó dejando a cada uno en una orilla distinta de la vía láctea. Si los dos trabajaban durante todo el año, podrían verse el séptimo día del séptimo mes. Pero solo pueden encontrarse si no llueve, de lo contrario tendrán que esperar otro año para poder verse.

7. La leyenda del conejo y la luna

 

El Tsukimi es un festival que se celebra anualmente en Japón durante los primeros días del otoño y que se traduce literalmente como “mirar la luna”. Esta celebración fue heredada de China y supuestamente, ese día se pueden ver conejos corriendo en la luna.

Según la leyenda, un anciano hambriento pidió ayuda a varios animales para que le consiguieran alimento. El zorro cazó un ave y se la ofreció, el mono le dio frutos que recogió en los árboles, y el conejo, que no pudo conseguir nada, se ofreció él mismo como ofrenda. El anciano, que en realidad era la luna encarnada en hombre, se enterneció con este gesto y decidió llevarse al conejo a la luna, para que viviese allí para siempre. Por eso para los japoneses, lo que se ve en la luna es un conejo.

 

 8.La leyenda de Momotarō

 


 Momotarō es el protagonista de uno de los cuentos tradicionales más famosos de Japón. Cuenta la historia que una pareja de ancianos que no podía tener hijos, rezaba todos los días para que los dioses los bendijesen con un niño. Un día, la anciana encontró un melocotón enorme flotando por el río. Lo recogió para llevarlo a su casa y comerlo con su marido. Al abrirlo, encontraron un niño en su interior. Como había nacido de un melocotón (momo en japonés), decidieron llamarlo Momotarō y criarlo como si fuese su propio hijo.

El niño creció y se convirtió en un joven fuerte y valiente. Para agradecer a sus padres, decidió dejar su hogar para pelear contra los ogros que asediaban a su pueblo. En el camino, reclutó a un perro, un mono y un faisán. Juntos derrotaron a los ogros y volvieron a su tierra con todos los tesoros que los monstruos habían robado.

 


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